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Cortegada, la joya de la Corona

Fátima Frieiro Santaya | Revista eSmás Vilagarcía Nº 6

Lo que en el siglo XIX pretendía una residencia real en Arousa para el monarca manejaron inicialmente la idea de que esta fuese en Vilagarcía, y no en Cortegada
Cortegada, la joya de la Corona
Cesión fotografías:
www.patrimoniovilagarcia.com
En su interior alberga el mayor bosque de laureles de toda Europa y una historia de intereses palaciegos y empresariales que han hecho de Cortegada una de las islas con más encanto de Galicia.

Su historia se remonta a finales del siglo XIX cuando Vilagarcía aspiraba a ser el epicentro económico de las Rías Baixas y cuando convertirse en el eje turístico a nivel nacional era el objetivo de los empresarios de la zona.

Cortegada era, en la década de 1880, hogar de una veintena de familias y una isla en la que tenían poder los señores del Pazo da Golpalleira y la propia Iglesia. Escollos todos ellos que no importaron a un grupo de empresarios que iniciaron en 1884 los primeros movimientos para que fuese en Arousa donde el rey Alfonso XII (y más tarde Alfonso XIII) contase con su residencia de verano.


Lo que inicialmente parecía una mera quimera pronto empezó a ganar forma . Políticos y hombres de negocios empezaron a mover los hilos para conseguir adquirir Cortegada para la Corona y poner así a disposición del monarca los terrenos necesarios para dar vida a su palacete estival. La idea no surgía de la nada, sino que se alimentó con al menos dos visitas reales a Vilagarcía aumentando así la ilusión en la calle, y por supuesto, en los despachos.

El primer documento de cesión llegaba en el año 1907, pero caía en saco roto. Ni todos los propietarios habían firmado (faltaban 11 de los 1193) ni la titularidad sobre la isla estaba clara. Motivo más que suficiente para que Alfonso XIII diese un paso atrás.

La operación, que auguraba una mejora considerable en las infraestructuras en una zona muy castigada, estaba en el aire. Paralelamente , Miramar en Santander sumaba puntos para sacarle el puesto a Cortegada. Sin embargo el tesón de aquellos que habían creído desde el primer momento en convertirse en la "joya de la Corona" continuaba su marcha.

El punto de contraste con los trámites puramente administrativos y económicos lo pusieron los vecinos de Cortegada que, con lágrimas de emoción, entregaban las llaves de sus casas en el año 1908 para ser reubicados en Carril. Una isla que los había visto nacer y a la que no volverían.

El documento definitivo de cesión, fechado en el año 1910 marcaría un antes y un después en la historia de Cortegada. Sí. Alfonso XIII se quedaba con toda la titularidad d la isla, pero renunciaba también a ejecutar en sus entrañas el ansiado palacete frustrando así una pretensión arousana que duró décadas.

Los años oscuros de la Dictadura dejaron solitaria y sin pretensiones al islote arousano y su titularidad pasó de generación hasta llegar a las manos de Juan de Borbón (padre de Juan Carlos I).

Poco apego sentía el que luego fue conde por un enclave que no había visitado jamás y probablemente fue esto, aparte de la situación económica, lo que llevó a venderlo por 60 millones de pesetas de la época (1978) a una inmobiliaria poniendo Cortegada en el punto de mira de los especuladores. De hecho se llegó a hablar de construir en su interior una urbanización con 800 viviendas. No fue así, afortunadamente.

El mismo tesón que a principio de siglo se había mostrado para que Cortegada fuese residencia real se mostró ahora para evitar , por todos los medios, que se convirtiese en un paraíso "para ricos".

La lucha en la calle y en varios frentes duró décadas bajo la premisa de devolverle "al pueblo lo que es del pueblo". No fue hasta el año 2007 cuando este sueño se hizo realidad. La Xunta abonaba 1,8 millones de euros que devolvían la isla a las manos de quienes siempre la respetaron, los carrilexos.

Hoy, dormida en el corazón de la Ría, es uno de los enclaves turísticos con mayor empuje en las Rías Baixas. Las piedras de las antiguas casas y de la capilla que todavía hoy pueden verse en sus inmediaciones son el vago recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Eso sí, aunque no real, es la joya turística por excelencia en Vilagarcía.

En la actualidad Cortegada forma parte del Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas junto con las islas Cíes, Ons y Sálvora. Cualquier ciudadano puede visitarla sin problema, siendo un entorno de lo más favorable para un turismo de naturaleza. Varias empresas organizan visitas guiadas a sus inmediaciones.
 

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