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El arcedianato del Salnés

Víctor Viana | revista eSmás O Salnés Nº25 Verano 2023

El arcedianato del Salnés

Conviene no confundir el arcedianato con el   arciprestazgo. El arziprestazgo - que todavía persiste en la actualidad - es un conjunto de parroquias vecinas entre si, regidas por un arcipreste, “para organizar la acción pastoral en el mismo y facilitar el crecimiento de sus comunidades”, mientras que el “arcedianato” en un conjunto de arciprestazgos, regidos por un arcediano, agrupando por lo tanto a más territorios que los anteriores. Se trata de una figura eclesiástica que no persiste actualmente, pero por la importancia que tuvo en otras épocas, merece recordarse.

Era tan importante, que en ocasiones representaba a su obispo o arzobispo en algunos concilios, y era además una dignidad de la catedral de su diócesis.

El historiador de la Iglesia, Mansilla Reoyo dice sobre el arcediano, “que tenía facultad para convocar sínodos, y oír diversas causas de su arcedianato y resolverlas, examinar los candidatos de su territorio a una parroquia y examinarlos, así mismo, exigir tasas e impuestos eclesiásticos, conferir algunos beneficios, corregir los desmanes de los clérigos de su arcedianato. Podemos decir que era un pequeño obispo dentro del obispado, a quien faltaba la potestad del orden para ejercer funciones propiamente pontificales- No obstante le quedaba siempre a los obispos el derecho de visita en todos los arcedianatos y corregir lo que allí encontrase menos recto”.

Curiosamente, para ser arcediano era suficiente obtener el grado de diácono, y las rentas que obtenían eran en ocasiones de tal magnitud, que era  uno de los puestos más queridos dentro de la Iglesia. Por ello, en el Concilio de Trento empezó a decaer su importancia tanto material como spiritual- Es definitivamente en el Concordato de 1851 cuando se decreta que ya no existirán como tales fuera de la catedral, y dentro de ella quedarán como dignidades, con muy escasos beneficios.

Dentro del arzobispado de Santiago, y de acuerdo con la reorganización del arzobispo Suarez de Deza, existían los siguientes arcedianatos: Santiago, Salnés, Cornado, Nendos y Trastámara.    

Para tener una idea la gran importancia que tenía cada arcediano como dirigente del territorio correspondiente, veamos el número de parroquias que tenía cada uno de ellos: Nendos abarcaba 210; Cornado 187 comprendía 270 feligresías; Salnés con 257, Trastamara y el de Santiago, conocido como Deanazgo por ostentar el deanato de la catedral dicho título solo 124 parroquias.

El arcedianato del Salnés abarcaba los arciprestazgos de Salnés; Moraña; Morrazo; Montesacro, posteriormente conocido como Rivadulla, Tabeirós, Montes y  Cotobade. Todo ello significa que el arcedianato del Salnés cogía las parroquias de los actuales municipio de Caldas, Portas, Vilagarcia,  Cambados, Grove, Meaño Ribadumia, Vilanova de Arousa, Isla de Arousa, Cuntis, Pontevedrea, Moaña, Cangas, A Estrada, Cercedo, Tenorio, y algunos más.

En total, abarcaba 1.793 kilómetros cuadrados , “o lo que es lo mismo el 40%  las actual provincia de Pontevedra” con algunas parroquias de Coruña y Ourense.

Entre los arcedianos del Salnés, hubo personajes importantes no solo de Galicia sino de otras partes de España y entre ellos, conviene destacar a:

Rodrigo del Padrón

Fue además de arcediano del Salnés, arzobispo de Santiago de Compostela, y el padre López Ferreiro autor de la historia de la Iglesia de Santiago dijo del mismo, que fue uno de los tres arzobispos compostelanos que destacaron en los dos siglos de oro del arzobispado, y especialmente destaca a nuestro arcediano arzobispo del cual dice que más admirar ”al gran estadista al sabio y celoso Prelado, o al hábil y discreto reformador. Era varón adornado de las más brillantes cualidades y de las más exiimias virtudes. Hallándose en él tan armoniosamente combinadas la energía y la actividad con la constancia en los propósitos, la firmeza de carácter con la dulzura”.

Alonso de Fonseca I

Fue el iniciador de la saga de los Fonseca, de tanto recuerdo como arzobispos de Santiago. De dicha saga dijo dice el historiador García del Oro que “en la provincia eclesiástica de Santiago representan una generación nueva que es testigo y protagonista de profundos cambios. Cada uno de los de  personajes es un exponente de los nuevos cambios: Fonseca I de los validos reales, Fonseca II es el último de los arzobispos guerreros. Fonseca III se propuso ser un mecenas renacentista”.

Fundó la capilla funeraria de San Ildefonso, con enterramientos para sus padres y para sus dos hermanos, Fernando Fonseca y Pedro Ulloa y a sus descendientes, y cuando donó la mitra de Santiago la villa de Malpica con todas sus pertenencias, señorío y jurisdicción.

Alonso de Fonseca III

Hijo del arzobispo compostelano Alonso Fonseca II, fue antes de arzobispo, arcediano del Salnés, cura de Santa María de Pontevedra, de San pedro de Santa Comba y de la colegiata de Santa María el Campo de La Coruña.

Dotado de grandes dotes diplomáticas tuvo amistad con Erasmo de Roterdam, así como San Ignacio de Loyola. La gran herencia que dejó a Compostela creación del Colegio de Santiago Alfeo, germen de la futura Universidad de Santiago, que aun podemos contemplar en la que fue después facultad de Farmacia en Fonseca.  

Juan Távera

Fue, además de arcediano del Salnés, arzobispo de Compostela, y pasó a la historia por el pleito conocido como “Tavera-Fonseca” a causa del dinero que le pedía a Alonso de Fonseca III por los daños sufridos en los castillos arzobispales por los irmandiños. Nada menos que diez millones de maravedíes, para la reedificación de dichas fortalezas.

Conocido hombre de leyes mas que pastor de almas, se dedicó también a la política alcanzando puestos importantes tales como presidente de la cancillería de Valladolid, la presidencia del Consejo Real, presidente de las Cortes de Castilla, etc.

Manuel Acuña Malvar

Políticamente se decantó por las ideas liberales en una época tan tormentosa como el 1800, y buen patriota, como lo demuestra el hecho de que cuando la Junta Suprema Central envía a Galicia una comisión para promover una sublevación formada por tres personajes importantes, uno de ellos es el arcediano del Salnés.

En defensa de la ideología liberal enviaría al Jefe Superior Político de Galicia, Marqués de Campo Sagrado un escrito para que ponga en marcha al abolición del Santo Oficio de acuerdo con lo decretado por las Cortes. Si liberalismo le costó serios problemas tanto con el arzobispo como el Cabildo de Santiago.    


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