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El estilo Ecléctico en tu casa

Jorge Arufe | Revista eSmás Vilagarcía Nº 8

Coherencia dentro de la incoherencia
El estilo Ecléctico en tu casa

 
Encontrar una definición corta y clara con la que dar en el clavo suele ser difícil. Si lo que hay que describir es el eclecticismo en la decoración, todavía más. De hecho, no me ha llevado precísamente poco tiempo descubrirla. Podría decirse que no hay reglas escritas para los neófitos: el orden dentro del caos es algo que o se sabe hacer o es imposible reproducir.

Los interiores eclécticos nacen del buen gusto. Se nutren de una gran variedad de fuentes y objetos que armonizan entre sí por sus formas o colores. Además, debemos tratar que su conjunto tenga un resultado sorprendente e imaginativo, en consonancia con esa variedad.

Una auténtica demostración de savoir faire para la que son necesarios experiencia y talento. Se trata de combinar elementos o estilos particulares de diferentes períodos de tiempo y distintos orígenes en un mismo proyecto, pero manteniendo una coherencia.

La Lounge Chair de Eames, una moto Vespa. la mesa Lack de Ikea y una clásica caja de galletas podrían ser los ingredientes para construír un ambiente perfecto. Otra cosa son los colores, la disposición de los elementos y el espacio. No caigamos en el error de pensar que el eclecticismo es una colección desacertada de souvenirs, recuerdos, antigüedades, curiosidades o rarezas, algo así como una máquina de coser, la máscara africana y el Kïlim.

La existencia de un hilo de unión, un nexo que una todos los elementos, es indispensable. La disposición de los objetos jugará un papel fundamental en su resultado.

El color, la forma o el estilo de las piezas adquieren, además, un valor de conjunto. Se potencian entre sí para lograr un universo decorativo cuyos límites solo marcará la creatividad individual.

Para la elección de los colores hemos de guiarnos por la intuición, aunque siempre será acertado arriesgra con colores frívolos o teatrales. Azul turquesa, rosa chicle o verde mar serán estupendos aliados en nuestro proyecto ecléctico.

Sin dejarnos llevar por el entusiasmo, pequeñas pinceladas de un mismo color crearán el vínculo necesario para nuestra obra final.

En cuanto a los espacios, cualquier contenedor es válido. aunque condicionarán en gran medida nuestra elección los revestimientos existentes. Los interiores clásicos pintados en blanco roto o marfil son perfectos complementados con morlduras, baquetones, florones y papeles pintados con motivos florales o formas geométricas.

Por el contrario, los espacios pequeños serán más complicados, aunque no imposibles. En su caso, la menor perspectiva visual nos obligará a esforzarnos más en la elección para obtener un resultado que simbolice un todo, un espacio en armonía.

En definitiva, un estilo para inconformistas que desean una imagen muy personal, un estilo que generará espacios únicos e irrepetibles, un antiminimalismo que desprende colos, historia y vida.

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